Jornadas de rol en Quart (2º parte)
Continuamos con nuestra peculiar historia en las jornadas de rol de Quart.
Tras el chasco con el Munchkin, decidimos que ya habíamos hecho bastante el ridículo y subimos donde en teoría estaban todos los freaks cenando. Y fue un espectáculo lo que vimos: Otakus. Muchos otakus.
Parecía ser que estaban realizando una partida de rol en vivo ambientada en Naruto, concretamente estaban interpretando los combates de Chunnin (o como rayos se escriba), y cada jugador jugaba con uno de los protagonistas de la serie.
Como ex-alumno de ninjutsu he de decir que me sorprendío lo que allí acontecía, uno ve en la serie de Naruto a un chaval de 12 años haciendo una postura imposible y su cerebro ignora la estupidez de la imagen...pero no es lo mismo verlo en vivo, ni mucho menos.
Los chicos se esforzaban en realizar posturas cool antes de cada ataque, pero cuando más lo intentaban, más me costaba "imaginarme" esas posturas como posiciones de ataque/defensa.
Eso sí, nos reimos rato largo :)
Una vez terminada la función de Naruto y la cena, nos avisaron de la maratón de rol, que consistía en una noche non-stop de rol, cambiando de mesa en mesa y con sorpresas por doquier. Yo accedí encantado, y Trofnom también parecía interesado, y aunque Chro estaba muy cansado, aceptó jugar hasta donde el cuerpo le aguantara.
Un café en un bar cercano después, volvimos al Casal Jove dispuestos a mostrar la ¿calidad? del rol en Burriana (pífias con dados a doquier e ideas de bombero, todo en uno). Pero mientras los narradores preparaban sus partida, accedimos a jugar a una partida rápida a un juego de rol basado en un reality show (en plan Gran Hermano, pero a lo bizarro). Éramos más de 10 personas, pero el master le echó dos pelotas e hizo la partida.
La cosa terminó tal que así: Todos muertos en una casa que parecía estar diseñada por Jigsaw, ¿cómo pudo ocurrir? Pues prestad atención, que ahora os lo casco:
Un jugador fue envenenado y recibió una nota donde se le exigía matar a uno de los miembros de la casa o no recibiría el antídoto. Sin pensárselo mucho, el muchacho cogió un cuchillo jamonero y descuartizó a uno de los jugadores (el cual quería lanzar su ganzúa al ojo de su asesino cuando ya estaba desangrándose en el suelo *sight*). El difunto jugador se pasó el resto de la partida animando al resto para que se aniquilaran entre ellos, supongo que para sentirse más acompañado.
La mañana del día siguiente, al desayunar, el centro de mesa era la cabeza del personaje que falleció la noche anterior, unos pasaron de la cabeza y se pusieron a desayunar y otros se quedaron mirando la situación perplejos. Tras una discusión sobre lo que había ocurrido, dos jugadores mataron al mayordomo de la casa (por si acaso, supongo), una vez muerto, la televisión emitió imágenes de como nuestro compañero había sido asesinado por otro miembro de la casa. Ni cortos ni perezosos lo aturdieron y asesinaron, después otro jugador asesinó al asesino y al ir a arrojar su cadáver al jardín, pisó una mina...
Bizarro, ¿verdad? Pues eso no es todo, en el grupo se encontraba una chica rubia pseudo-esquizofrénica y otra autista. La rubia amenazaba a cada rato con explotar (pues su padre es árabe (¿o_O?)) y finalmente cayó a sus manos un mando con un enorme botón rojo en el centro. Como todos habréis supuesto, ella pulsó el botón y la casa explotó (con todos dentro, obviamente)).
¿Anécdotas de la partida? Bueno, mi personaje se fue a la biblioteca de la casa y vio un enorme libro rojo en la estantería más alta de todas, al acercarse a echarle un ojo, pudo leer en su lomo “Peligros de coger libros rojos y brillantes de estanterías muy altas”. Dado que mi CI todavía me da para pensar, bajé de la estantería y dejé el libro bien tranquilito. Aunque no hay noche que no piense en que hubiera pasado si lo hubiera cogido :D
Y esto es todo por ahora, la próxima entrega de este reportaje será la maratón final.
¡Saludos!
0 comentarios:
Publicar un comentario