Jornadas de rol en Quart
Veni, vidi, vici
Bueno muchachada, aunque tarde, voy a relataros las vivencias de Trofnom, Chrono y servidor el fin de semana pasado en las jornadas de rol que se celebraron en Quart de Poblet. Como freaks de preciar que somos, no podíamos faltar a tal evento (aunque no tuviéramos ni la más pajolera idea de lo que se iba a hacer, sabíamos que habría rol, y eso nos sobraba).
La primera anécdota viene a ser las peripecias de Chrono y Trofnom para llegar a mi casa de Valencia, sólo diré que quedamos a las 13:00 en mi casa y aparecieron a las 15:00 y pico, que casi se mueren (dos veces, además) y me llamaron varias veces desde distintos y aleatorios puntos de Valencia (no acabaron en Calatayud de milagro).
Tras reirme un poco a costa de la falta de orientación de la pareja, nos fuimos a comer y de compras navideñas. Esto condujo que, entre pitos y flautas, en vez de llegar a las 16:00 llegáramos a las 18:30 allí. Buen comienzo.
Una vez situados en el Casal Jove de Quart y a la vez totalmente desorientados, comenzamos a suplicar por una partidica, aunque fuera pequeñuela. Nuestras súplicas fueron escuchadas finalmente por un narrador de cuyo nombre no me acuerdo ahora mismo (lo siento, lo siento >o<) que nos hizo una pedazo de partida de Stargate, que casi me dieron ganas de verme la serie (pero como ello implicaría horas y horas, pues me conformaré con que me vayan explicando partes de la trama de cuanto en cuanto).
La idea básica de esta partida era la exploración de un planeta desconocido, yo era una rubia sádica y, no se ni como, doctora, Trofnom era un empollón golpeable y Chrono un actor negro de películas porno homosexual. Se unió a la partida otro freak (tampoco recuerdo su nombre, es más, no recuerdo el nombre de casi nadie, así que no los daré por mal que me sepa) que interpretaba un soldado más duro que el esfínter de un hipopótamo, el cual tenía una afición casi enfermiza por las armas, violencia y sufrimiento (ajeno), además se le suponía el ser el marido de mi personaje (como compartíamos las mismas aficiones, decidimos que guay, pero que nada de besos con lengua en la primera cita). Los fans de la serie tal vez consigan identificar a los protagonistas de Stargate con nuestros personajes.
El planeta en si parecía ser una colonia de campesinos descerebrados y profundamente religiosos, nos confundieron con enviados de los dioses y cuando aparecieron los auténticos enviados nos la metieron doblada y dimos con nuestros huesos en prisión. Además el Stargate por el que vinimos quedó inutilizado por la tormenta más cabrona y bastarda que os pudierais echar a la cara.
Conseguimos escapar gracias a la falta de escrúpulos del grupo y conseguimos convencer al pueblo que los dioses son una patrañada (¿cuando conseguiremos hacer lo mismo en este planeta?), que alzaran sus armas contra los supuestos enviados de los dioses y ya de paso hacernos con una nave interestelar tuneada que molaba un montonazo.
Tras utilizar tácticas militares dignas de Cruz y Raya, eliminamos a la tripulación de la nave y la partida finalizó con nosotros paseándonos por el espacio, en busca de un lugar para poder volver a nuestro planeta.
Una anécdota a recordar en esta partida fue el "momento tortura", primero deberíamos explicar que nuestro grupo tiene unos gustos más bien sádicos, y que servidor una imaginación muy (MUY) retorcida para según que cosas. El narrador nos permitió interrogar a uno de los enemigos (que son humanos con un parásito en su estómago que les domina la mente y les concede una regeneración que ya quisiera el de las uñas de X-Men), cuando nos dijo "El prisionero se niega a hablar aunque le golpeéis", una sonrisa macabra se dibujó en nuestros labios.
Sin saber muy bien que pasaría, les dije a mis compañeros que lo pusieran panza p'arriba y le quitaran la túnica. Vi entonces que el desdichado tenía un ombligo muy desarrollado (se ve que cuando se les introduce el parásito, el orificio que se les hace nunca cierra del todo), y ni corto ni perezoso me puse uno de mis guantes de plástico e introducí mi mano por ahí, dispuesto a quitarle el parásito a lo bestia.
El pobre chico habló a los 15 segundos, está claro que tengo un don para esto de la tortura y la extorsión.
Tras la partida el narrador nos explicó que a él también le había gustado la sesión, nos dio la dirección de *su blog* para echarle un ojo de vez en cuando.
Fue entonces cuando decidimos empezar una partida al Munchkin, hasta que se hiciera la hora de cenar y continuar con otra partida. Craso error, resulta que estaba prohibido jugar a ninguna cosa que no fuera rol durante las jornadas y el encargado de las mismas vino con carita de pena, a mí casi se me corta la digestión del disgusto (que una cosa es que sea un ser malvado e impío, y otra que me guste estropear jornadas roleras ú.ù).
Y bueno...lo siguiente lo dejo para la 2ª parte, que todavía queda mucho que contar :)
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