Diario de Chem Stormstout
Día 51 del año del Murciélago Frugívoro:
Eramos ricos. Eramos muy ricos.
Realmente desde el punto de vista de un aventurero corriente, que valoraba el costo de los equipos mágicos, armas, armaduras, etc...poseíamos la misma riqueza, más o menos, que un arbusto reseco. Pero para alguien como yo, que valoraba la vida en cuantos litros de cerveza podía meterse entre pecho y espalda, aquello era una auténtica fortuna.
Tras hacer el reparto del tesoro que acabábamos de encontrarnos*1, decidimos indagar de donde venían aquellos Gnolls. Suponíamos que habían vendido el cargamento enano, y aquello significaba que no solo encontraríamos el cargamento, sino unos mercaderes sin escrúpulos que nadie echaría en falta (y que posiblemente tenían más oro del que podríamos contar).
Día 52 del año del Murciélago Frugívoro:
Por fin hemos llegado al final del camino, parece que los mercaderes que nos esperábamos encuentran las lúgubres cavernas un sitio muy acojedor para hacer negocios con hombres-hiena. Deben ser unas personas (o no) encantadoras (o no).
Observamos como cerca de la entrada de la cueva hay dos tiendas de tela, son ese tipo de tiendas que dicen del propietario "Me alegra que estés cómodo, pero intenta engañarme y verás que se esconde en la cueva que tenemos detrás.".
Tras jugarnos a los dados (compré unos al ver que el sistema del "Piedra, papel y tijeras" no me acababa de convencer) a quien le tocaba acercarse, nuestra exploradora se fue a la zona de la cueva y comprobó como no había nadie en las tiendas. Teníamos vía libre para acercarnos sin miedo a que nos disparara un virotazo una silla o un melón, era una mejora sustancial respecto a otras misiones realizadas.
Nos acerquemos con cautela al pequeño campamento, pronto pudimos observar un gong en la entrada, tras discutir varios minutos que hacer decidimos que haríamos lo más estúpido: tocar el gong y que saliera lo que tendría que salir y luego ya veríamos si tendríamos que correr*2.
Nuestra exploradora decidió que podría ser buena idea esperar fuera y simular ser comerciante, así cogeríamos a lo que tuviera que salir desprevenido.
La humana golpeó el gong y esperó con el arco escondido en la espalda con una sonrisa complaciente, parecía que tenía un tic que le obligaban a sonreír de aquella manera cuando tenía miedo. Cuando vio salir a varios enanos de piel oscura, ojos rojos y voz grave armados con pesadas armaduras metálicas y hachas tan afiladas que podían afeitarse con ellas*3, puso tal sonrisa que pareció que la mitad superior de la cabeza se le fuera a caer.
Por fortuna consiguió comenzar una conversación con aquella extraña variante de enano*4 y tras realizar una discreta señal (que consistió en disparar un flechazo a bocajarro a la cabeza del enano líder) acudimos en su ayuda. Por suerte eramos más y la cosa no duró mucho, estoy orgulloso de pertenecer a este equipo (exceptuando los momentos en los que robamos, extorsionamos y mentimos, pero a todo se acostumbra uno...).
Tras terminar el combate, escuchemos unas voces venir del interior, parecía que un par de decenas de enanos querían intercambiar opiniones sobre nuestros métodos respectivos de comercio y nuestro mago decidió mostrarles un buen ejemplo de inversión (comprar un pergamino de "Bola de fuego") y aquello acabó muy crepitoso y humeante, recuerdo que nuestro guerrero enano susurró algo como -"Me encanta el olor a enano oscuro chamuscado por la mañana. Huele a victoria.".
Rápidamente nos adentremos en las cuevas en busca de los materiales que los Gnolls les habían vendido y comprobar si se encontraban aquí los enanos que habían sido hechos prisioneros hace ya varios días. Si teníamos suerte todavía encontraríamos algún pedazo de barba.
No pudimos dar unos pocos pasos sin antes encontrarnos con una trampa que por poco hace que nuestra exploradora encogiera unos centímetros*5. Decidí atrasar un poco y coger el cuerpo de uno de los enanos fallecidos, pues leí en un libro que era eso lo que debía hacerse en aquellos casos*6.
Varias estacas, lanzas, chorros de fuego y fosos con pinchos después, lleguemos a una gran sala donde tuvimos que enviudar a varias enanas oscuras más, pero una voz nos sobresaltó -"¿Quien anda ahí y qué hacéis en mi reino?". Como gritar -"Hemos venido a mataros a todos y a robar vuestras posesiones."- quedaba muy poco heroico, decidimos atacar directamente sin responder...
...por cierto, cuando me dijeron que habían enanos eran más duros que el clavo de un ataúd, no me mentían...
Durante varios minutos nos pasemos golpeando aquel enano oscuro enlatado hasta que dejó de moverse. Vaciemos un par de cargadores de virotes sobre el cuerpo para mayor seguridad y cogimos una llave que portaba consigo. Era la hora de encontrar lo que habíamos venido a buscar...
*1-El tesoro se la había caido a nuestros enemigos...cuando todavía estaban en sus bolsillos.
*2-De todos era bien conocido que era mejor tener los problemas detrás que delante.
*3-Si es que alguna vez en su vida se habían afeitado.
*4-Se desconoce si la variante de enano oscuro consistía en enanos corrompidos por un poder demoniaco o simplemente de enanos con poca higiene. Este hecho sigue siendo un misterio en nuestros días.
*5-Los mismos que le medía la cabeza, para más exactitud.
*6-El libro se llamaba "Manual del vuen haventurero", escrito por el héroe bárbaro Thog. Según Thog el mejor método de desactivar una trampa consistía en un trasgo*7.
*7-Atado a un palo MUY largo.
Continuará....
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