martes, 9 de enero de 2007

Diario de Chem Stormstout

Día 25 del año del Murciélago Frugívoro:

Me encuentro tumbado en el suelo, esperando que los vendajes de emergencia de nuestro curandero hagan efecto, creo que es un buen momento para evaluar la situación:
He recibido bastantes virotazos como para tumbar a un dragón adulto y posiblemente aún queden kobolds en las cuevas con más ballestas con virotes tierra-aire-panda. La opción de morirme tranquilamente en el suelo no era tan poco apetecible, a fin de cuentas.
Una vez recuperado, decidí aprovechar la perdida de sangre para dar un buen trago de mi mejor licor, así el pelotazo me hará mayor efecto. Volví a caer inconsciente, tengo la sensación de estar más tiempo tumbado que de pie.

Durante el trance etílico descubrí el secreto del disparo de los kobolds: cuanta más armadura y protección tuviera (y cuando estaba siendo atacados recuerdo haber utilizado el cuerpo sin vida de un enemigo como escudo) más fácil era que los virotes me acertaran. El motivo es que los enemigos disparaban donde veían pelo, no en la zona protegida: a más armadura, más se concentraban los disparos enemigos en mi carne.
Tras recuperarme del trance vi a mis compañeros alrededor de mi cuerpo, seguramente estaban muy preocupados, los pobres. Aunque juraría que mi bolsa de oro antes pesaba más...que extraño, debo haber ganado fuerza con este combate*1.


Día 26 del año del Murciélago Frugívoro:

Finalmente avanzamos por los túneles de la mina, buscando de algún modo el origen de la enfermedad que padece el pueblo, pues suponemos que dicha enfermedad está relacionada con la ausencia de mineros en el lugar. Durante el trayecto encontramos cuerpos humanoides sin vida, pero al no tener más botín para saquear que picos y palas, decidimos no prestarles mucha atención y seguimos adelante mientras nos preguntamos que habrá sido de los pobres trabajadores de las minas. Me encuentro al lado de un cuerpo una piedra plateada y me la guardo en mi mochila, creo que le voy cogiendo el truco a esto de ser aventurero.

Llegamos al final de la mina y encontramos una escalera de mano en la pared, comenzamos a recibir disparos desde el piso superior. Me tumbo en el suelo acurrucado como un ovillo y comienzo a gimotear -"Virotes no, las ballestas me odian. Virotes no, las ballestas me odian. No quiero ir al cole, mama. Virotes no..."-.
Tras recuperarme de mi estado de shock, se me ocurre ofrecer un poco de cerveza fresca a los kobolds, seguro que llevando tanto tiempo en las minas no la rechazan. Mis compañeros me miran raro y repentinamente la mancha negra que nos acompañaba comienza a coger forma humanoide, ahora la mancha negra es una humana pionera de nivel 2 de 18 de destreza, genial.

Los kobolds no parecen resistir la tentación de una buena cerveza fresca y bajan de su guarida con suspicacia, veo a mis amigos sacar sus armas para aprovechar la situación, pero les explico que a nadie que le guste mi cerveza puede ser realmente malo (lo cual me hace preguntar porque nadie de mi grupo ha querido probarla aún). Tras unas negociaciones muy espumosas les convencemos para que se vayan de las minas, pues parecen estar muy enfermos*2 y hay compañeros suyos encerrados en la despensa de las cocinas. Mis compañeros parece que hubieran preferido arrancarles las cabezas de encima de sus huesudos hombros, pero tendrán que tener paciencia: si puedo evitarlo no pienso combatir contra nada que pueda dispararme, no quiero morir aún.

Bajamos por las escaleras y comienza a subir un olor muy desagradable, como el Elfo Oscuro va el último descarto la opción que haya sido otro ataque flatulento, así pues la causa debe estar en las entrañas de la montaña.

...

Bueno, ¿quien no ha comido nunca un buen bol de arroz? Pues lo que vi abajo se asemejaba a eso, solo que en vez de un bol había un foso y en vez de estar lleno de arroz de estaba de señores muertos. Al menos ya sabemos donde están los mineros.
Tras decidir a piedra, papel y tijeras quien baja a registrar los cuerpos (no descartamos la opción de poder ganar un poco de oro de manera poco ilícita...), me toca a mí (parece que se han dado cuenta que con mis garras solo puedo hacer Papel en este juego), pero parece que no tendré que bajar: los mineros muertos se levantan y se acercan hacia nosotros gimoteando algo como "Cerebros".
Como supongo que tendrán la boca seca estarán pidiendo "Cerveza", así que me dispongo a prepararles una poca mientras mis compañeros afirman que ellos miraran la escena desde una distancia prudencial, algo así como 3.000 pies, y continúan avanzando. Decido seguirles, por lo que pueda ocurrir, ya les daré algo para beber a los mineros (y posiblemente algo para comer, que tenían cara de hambre*3) cuando encontremos el origen de la enfermedad. De momento tendrán que esperar.


*1: Chem se preguntaba si su nueva fuerza se debía a sus combates contra los kobolds o al hecho de cargar con un barril de cerveza de 10 libras durante varias jornadas de viaje.
*2: "El estornudo de un kobold" está catalogada como la 3º de las 10 cosas más desagradables de Azeroth, entre "Un orco hembra giñandote un ojo"*4 y "Una plasta de Kodo".
*3: Chem no sabía hasta aquel momento que "Estar en los huesos" fuera una expresión literal entre los humanos.
*4: Y posiblemente te guiñaría tu ojo, mejor no saber como lo hacen.

Continuara...

2 comentarios:

Iván dijo...

flipaoooo

Pakho dijo...

Y tú un ¡Gaaa-ñaaaaan!

Ñeh, saludetes gran Visir de hierro